¿Cómo catar té?

La cata de té no es solo una práctica sensorial, es un espejo de la vida misma. Cada etapa del proceso nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia. Hoy quiero compartirte cómo veo este viaje dividido en cinco pasos, donde cada uno simboliza una fase vital que todos experimentamos.

1. Examinar la hoja seca

   El primer paso en la cata es contemplar la hoja seca. Observa su tamaño: ¿está completa, partida o pulverizada? ¿Qué forma tiene? ¿Está enrollada? ¿Qué colores ves? ¿A qué huele?

   
   

   Esta etapa representa la infancia, cuando aún no hemos sumergidos en las experiencias de la vida. Y aunque ya tenemos características definidas como nuestro temperamento, nuestras raíces sociales, económicas y culturales... aún no hemos sido moldeados por el mundo. Esa es la maravilla de esta fase: estamos llenos de potencial, como una hoja intacta esperando desplegarse.

   
   

   

   
   

2. La infusión

   El siguiente paso es infusionar la hoja con agua caliente a la temperatura y tiempo adecuados según el tipo de té. Este proceso permite extraer su sabor y aroma.

   
   

   Simboliza la adolescencia y la adultez temprana. Así como el agua caliente revela lo mejor del té, nuestras experiencias y desafíos nos van moldeando, revelando quiénes somos en esencia. Algunas vivencias son suaves, otras intensas, pero todas nos ayudan a desprendernos de lo superficial para que emerja lo profundo. Solo la paciencia, como en una buena infusión, nos permitirá descubrir qué aprendimos de cada momento.

   
   

   

   
   

3. Examinar la hoja mojada

   Después de la infusión, examinamos la hoja mojada. ¿Ha cambiado de color? ¿Se ha expandido? ¿Cómo ha cambiado su aroma?

   
   

   Este paso representa la adultez. Tras vivir, amar, fallar, perder y aprender, nuestra esencia queda expuesta. Es el momento de mirar hacia dentro con honestidad. Podemos celebrar lo que hicimos bien y reconocer con compasión lo que podemos mejorar o sanar. Porque ahora tenemos la claridad para hacerlo.

   
   

   

   
   

4. Observar el licor

   Ahora observamos el licor, el líquido resultante de la infusión. ¿Tiene sedimentos? ¿Qué color tiene? ¿Es brillante u opaco? ¿Hay un aro de color en la superficie? ¿Qué aromas desprende?

   
   

   Esta fase simboliza la madurez, cuando somos capaces de observar nuestra vida con una perspectiva más profunda. Reconocemos tanto la belleza como las imperfecciones de nuestra historia. Así como observamos el resultado de la transformacion del té en el agua, ver nuestra transformacion ante las experiencias vividas nos permite comprender nuestra historia. Incluso los momentos más dolorosos nos han regalado virtudes como resiliencia, fortaleza, madurez, compasión, empatía… Todo tuvo un propósito.

   
   

   

   
   

5. Catar el licor

   Finalmente, catamos el licor con una cuchara especial. Sorbemos el té de manera que entre aire junto al líquido. ¿Es dulce, amargo, ácido o salado? ¿Tiene notas especiales? ¿Es astringente? ¿Te gusta?

   
   

   Esta última fase representa la vejez, cuando aprendemos por fin a abrazar la vida tal como es, con todos sus matices. Cada sorbo, como cada experiencia, tiene su valor. A través de la gratitud, incluso los momentos difíciles cobran sentido. Comprendemos que la vida es una infusión única e irrepetible.

   

   
   

Es triste que muchas veces solo en la vejez aprendamos a abrazar la vida por completo. Se que durante la juventud y adultez temprana no siempre tenemos la madurez, las herramientas o el equilibrio hormonal para afrontar los desafíos de forma sabia.

Pero si puedes, en la medida de tus posibilidades, pregúntate: ¿qué puedo aprender de esto?Esa pregunta, simple pero poderosa, puede ayudarte a transformar tus dificultades en oportunidades de crecimiento.

Recuerda que todos cargamos una mochila que está llena de traumas, heridas, creencias erróneas… No es tu culpa reaccionar desde lo que llevas ahí. Pero una vez que te das cuenta, puedes mirar dentro, identificar qué hay, y crear un plan para actuar mejor la próxima vez. Tal vez no funcione de inmediato, pero estarás refinando tu proceso… y eso ya es un gran paso.

Así que diviértete en el camino. Conócete. Ámate. Abraza tu vida y sus matices lo antes posible, sin esperar a la vejez.

Disfruta tu viaje catando té para que recuerdes que la vida es breve… y tú eres tus experiencias.